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El cine, que fue sin duda el arte popular por excelencia durante el siglo XX, tiene frente a sí el desafío de conquistar a las audiencias y mantener su hegemonía en este siglo XXI ante la pujanza de los videojuegos o la realidad virtual como nuevas formas de contar y consumir historias. Cierto es que se trata de una industria que ha resucitado tantas veces como ocasiones ha sido enterrada prematuramente: se dijo que moriría con la llegada de la televisión, con la aparición de los sistemas de distribución domésticos, con Internet, con la piratería digital... Y, sin embargo, ahí sigue. En el año 2015 las cifras de la taquilla mundial fueron las más altas de la historia, superaron los 35.000 millones de euros, soportando la crisis económica con una más que notable solidez.
Frente a cada amenaza, el cine ha respondido con un nuevo envite tecnológico. Algunos de ellos tan peregrinos como los intentos de incluir el sentido del olfato en las películas, liberando olores en determinadas escenas para conseguir que los espectadores sintieran más intensamente la trama. Estos sistemas, que se anticiparon incluso a la llegada del cine sonoro, nunca calaron en la audiencia. Tampoco parece haber corrido mejor suerte el llamado 4DX, que incluye butacas que se mueven, viento, agua, humo y, en fin, otras mil triquiñuelas que hacen de la experiencia de ver una película poco menos que un viaje en una atracción de feria. Con el 3D relativamente asentado y la realidad virtual todavía en pañales (a su complejidad tecnológica debe sumar la exigencia de desarrollar una nueva forma de narrativa para conseguir una autonomía absoluta), el cine sigue empeñado en introducir novedades que seduzcan al espectador para llevarle hasta las salas.
Buena parte de estas innovaciones llegaron de la mano de títulos emblemáticos de la ciencia ficción -ahí están Lucasfilm e Industrias Light&Magic como ejemplos destacado- y así va a ser de nuevo con Star Trek: Más allá, la última entrega de la mítica serie que se estrena este viernes. Ben Rosenblatt, productor de la película, asegura que los fans del universo creado por Gene Roddenberry hace medio siglo, podrán sentir que están realmente sobre en el puente de mando de la Enterprise. Al menos los afortunados que puedan acceder a alguna de las proyecciones realizadas con Barco Escape, un sistema de tres pantallas -una central y dos laterales- que ofrece material adicional respecto a las versiones convencionales. Rosenblatt asegura que el formato “expande dramáticamente el ancho de los planos, ofreciendo a los cineastas una herramienta innovadora con la que contar historias, y a las audiencias una nueva forma de experimentar el cine”.
Justin Lin, director de la película, ha remasterizado 20 minutos con material adicional para este sistema. No se trata del primer título que proyectado con Barco Escape (El corredor del laberinto ya incluía siete minutos) pero por la dimensión de la película sí es la que mayor trascendencia tendrá para el público. Con ella Barco y Bad Robot (productora de JJ Abrahams y responsable del renacimiento de Star Trek) esperan que las tres pantallas empiecen a ser habituales para algunos títulos. Un auténtico regalo para los “trekkies”, que podrán -por fin- presumir de exuberancia tecnológica delante de sus archienemigos, los “warsies”.
Texto: José L. Álvarez Cedena
#VodafoneOne
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El cine, que fue sin duda el arte popular por excelencia durante el siglo XX, tiene frente a sí el desafío de conquistar a las audiencias y mantener su hegemonía en este siglo XXI ante la pujanza de los videojuegos o la realidad virtual como nuevas formas de contar y consumir historias. Cierto es que se trata de una industria que ha resucitado tantas veces como ocasiones ha sido enterrada prematuramente: se dijo que moriría con la llegada de la televisión, con la aparición de los sistemas de distribución domésticos, con Internet, con la piratería digital... Y, sin embargo, ahí sigue. En el año 2015 las cifras de la taquilla mundial fueron las más altas de la historia, superaron los 35.000 millones de euros, soportando la crisis económica con una más que notable solidez.
Frente a cada amenaza, el cine ha respondido con un nuevo envite tecnológico. Algunos de ellos tan peregrinos como los intentos de incluir el sentido del olfato en las películas, liberando olores en determinadas escenas para conseguir que los espectadores sintieran más intensamente la trama. Estos sistemas, que se anticiparon incluso a la llegada del cine sonoro, nunca calaron en la audiencia. Tampoco parece haber corrido mejor suerte el llamado 4DX, que incluye butacas que se mueven, viento, agua, humo y, en fin, otras mil triquiñuelas que hacen de la experiencia de ver una película poco menos que un viaje en una atracción de feria. Con el 3D relativamente asentado y la realidad virtual todavía en pañales (a su complejidad tecnológica debe sumar la exigencia de desarrollar una nueva forma de narrativa para conseguir una autonomía absoluta), el cine sigue empeñado en introducir novedades que seduzcan al espectador para llevarle hasta las salas.
Buena parte de estas innovaciones llegaron de la mano de títulos emblemáticos de la ciencia ficción -ahí están Lucasfilm e Industrias Light&Magic como ejemplos destacado- y así va a ser de nuevo con Star Trek: Más allá, la última entrega de la mítica serie que se estrena este viernes. Ben Rosenblatt, productor de la película, asegura que los fans del universo creado por Gene Roddenberry hace medio siglo, podrán sentir que están realmente sobre en el puente de mando de la Enterprise. Al menos los afortunados que puedan acceder a alguna de las proyecciones realizadas con Barco Escape, un sistema de tres pantallas -una central y dos laterales- que ofrece material adicional respecto a las versiones convencionales. Rosenblatt asegura que el formato “expande dramáticamente el ancho de los planos, ofreciendo a los cineastas una herramienta innovadora con la que contar historias, y a las audiencias una nueva forma de experimentar el cine”.
Justin Lin, director de la película, ha remasterizado 20 minutos con material adicional para este sistema. No se trata del primer título que proyectado con Barco Escape (El corredor del laberinto ya incluía siete minutos) pero por la dimensión de la película sí es la que mayor trascendencia tendrá para el público. Con ella Barco y Bad Robot (productora de JJ Abrahams y responsable del renacimiento de Star Trek) esperan que las tres pantallas empiecen a ser habituales para algunos títulos. Un auténtico regalo para los “trekkies”, que podrán -por fin- presumir de exuberancia tecnológica delante de sus archienemigos, los “warsies”.
Texto: José L. Álvarez Cedena
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Cine inmersivo para alucinar con la nueva entrega de Star Trek elton john | |
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Entertainment | Upload TimePublished on 21 Jul 2016 |
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