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La palabra Sputnik retrotrae al imaginario de la Guerra Fría. A los años en que dos visiones del mundo competían en todos los campos del quehacer humano, incluso en la conquista del Espacio. El 4 de octubre de 1957 los soviéticos fueron los primeros en colocar un objeto en órbita alrededor de nuestro planeta, adelantándose por unos meses a los estadounidenses, que lanzarían su Explorer-1 en febrero del año siguiente. El primer Sputnik (palabra que significa satélite en ruso) disparó la investigación espacial y la paranoia del mundo occidental acerca de las posibilidades tecnológicas del enemigo comunista. Casi todo lo que rodeó la investigación y posterior puesta en órbita de aquel satélite fue un gran secreto fuera de la URSS, tanto que todavía se desconoce cuál fue el coste real del proyecto. Casi seis décadas después de aquello la estratosfera está plagada de satélites y distintos empresarios del mundo de Internet como Sergey Brin (Google), Mark Zuckerberg (Facebook) o Richard Branson (Virgin) tienen proyectos para lanzar sus propios satélites y mejorar las comunicaciones. De microfilms secretos y espías hemos pasado a un Espacio en el que se necesitarán reguladores del tráfico para evitar los embotellamientos.
De satélites y sus innumerables aplicaciones prácticas sabe mucho Alvar Saenz-Otero, doctor en Investigaciones Aeroespaciales y director del Laboratorio de Sistemas Espaciales del MIT. El investigador mexicano es el principal impulsor del proyecto SPHERES, que busca sustituir los gigantescos (en costes y tamaño) satélites actuales por una flota de pequeños aparatos que conectados entre ellos pueden realizar labores muy complejas.
Saenz-Otero ha llevado, además, su proyecto a los institutos a través de una competición robótica en la que los estudiantes programas satélites, que después serán utilizados en misiones reales de la Estación Espacial Internacional. Pero la ambición de Saenz-Otero no se detiene en las tareas que realizan sus pequeños satélites. Como todo apasionado por las estrellas siempre mira más allá, hasta el infinito... o un poco más cerca: “vamos a llegar a Marte y nosotros ayudamos”.
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De satélites y sus innumerables aplicaciones prácticas sabe mucho Alvar Saenz-Otero, doctor en Investigaciones Aeroespaciales y director del Laboratorio de Sistemas Espaciales del MIT. El investigador mexicano es el principal impulsor del proyecto SPHERES, que busca sustituir los gigantescos (en costes y tamaño) satélites actuales por una flota de pequeños aparatos que conectados entre ellos pueden realizar labores muy complejas.
Saenz-Otero ha llevado, además, su proyecto a los institutos a través de una competición robótica en la que los estudiantes programas satélites, que después serán utilizados en misiones reales de la Estación Espacial Internacional. Pero la ambición de Saenz-Otero no se detiene en las tareas que realizan sus pequeños satélites. Como todo apasionado por las estrellas siempre mira más allá, hasta el infinito... o un poco más cerca: “vamos a llegar a Marte y nosotros ayudamos”.
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Alvar Saenz-Otero, del MIT, nos presenta SPHERES: satélites 'low cost' a la conquista del espacio satellites orbiting the moon | |
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Science & Technology | Upload TimePublished on 4 Oct 2015 |
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