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El 90% de los organismos marinos son bioluminiscentes. Es decir, son capaces de producir luz de forma natural gracias a una reacción química genética. Colgar una medusa del techo del salón, sin embargo, no parece una idea muy razonable. Incluso aceptando que alguien pudiera interpretar la presencia de este celentéreo como dudoso elemento decorativo, sería inútil porque las medusas fuera de su medio natural no brillan. Son un simple colgajo gelatinoso. La buena noticia, por si a algún genio de la decoración de interiores se le ocurre copiar la idea, es que pasado el tiempo suficiente fuera del agua tampoco son venenosas.
Sandra Rey empezó a interesarse por la bioluminiscencia cuando era estudiante de diseño y preparaba su proyecto para un concurso de ciencia. Era el año 2013 y quedó fascinada "observando que muchos organismos vivos son capaces de producir luz sin necesidad de electricidad (…) Hoy gracias a la biología sintética podemos imitar a la naturaleza. Entonces fue cuando nos preguntamos ¿por qué no utilizar esta luz para revolucionar completamente nuestra forma de producir y consumir la luz?”.
La respuesta a aquella pregunta tiene nombre en forma de empresa tecnológica desde 2014. Fundada por Sandra Rey, Glowee utiliza una técnica consistente en aislar el gen que produce la bioluminiscencia e introducirlo en ciertas bacterias para conseguir una fuente de luz. Estas bacterias son colocadas en moldes con nutrientes, de forma que se mantienen vivas. Son absolutamente inocuas, autosuficientes, no consumen energía, no requieren infraestructuras ni instalaciones y, además no contaminan. Un dato importante si tenemos en cuenta que el 5% de los gases de efecto invernadero que se emiten en el planeta está producido por la iluminación artificial.
En la actualidad el proyecto de Glowee está despegando y apunta hacia retos ambiciosos. De momento su luz biológica tiene limitaciones como la imposibilidad de apagar las bacterias cuando no se requiera su luz o el tiempo de vida de las mismas. Sin embargo, Sandra Rey cree que la bioluminiscencia será una alternativa importante a la electricidad dentro de algunos años: “Es posible imaginar un futuro en el que cualquier persona pueda instalar su pequeña planta de bioproducción para crear sus propias luces y las utilice cuando sea necesario”.
Texto: José L. Álvarez Cedena
#VodafoneOne
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El 90% de los organismos marinos son bioluminiscentes. Es decir, son capaces de producir luz de forma natural gracias a una reacción química genética. Colgar una medusa del techo del salón, sin embargo, no parece una idea muy razonable. Incluso aceptando que alguien pudiera interpretar la presencia de este celentéreo como dudoso elemento decorativo, sería inútil porque las medusas fuera de su medio natural no brillan. Son un simple colgajo gelatinoso. La buena noticia, por si a algún genio de la decoración de interiores se le ocurre copiar la idea, es que pasado el tiempo suficiente fuera del agua tampoco son venenosas.
Sandra Rey empezó a interesarse por la bioluminiscencia cuando era estudiante de diseño y preparaba su proyecto para un concurso de ciencia. Era el año 2013 y quedó fascinada "observando que muchos organismos vivos son capaces de producir luz sin necesidad de electricidad (…) Hoy gracias a la biología sintética podemos imitar a la naturaleza. Entonces fue cuando nos preguntamos ¿por qué no utilizar esta luz para revolucionar completamente nuestra forma de producir y consumir la luz?”.
La respuesta a aquella pregunta tiene nombre en forma de empresa tecnológica desde 2014. Fundada por Sandra Rey, Glowee utiliza una técnica consistente en aislar el gen que produce la bioluminiscencia e introducirlo en ciertas bacterias para conseguir una fuente de luz. Estas bacterias son colocadas en moldes con nutrientes, de forma que se mantienen vivas. Son absolutamente inocuas, autosuficientes, no consumen energía, no requieren infraestructuras ni instalaciones y, además no contaminan. Un dato importante si tenemos en cuenta que el 5% de los gases de efecto invernadero que se emiten en el planeta está producido por la iluminación artificial.
En la actualidad el proyecto de Glowee está despegando y apunta hacia retos ambiciosos. De momento su luz biológica tiene limitaciones como la imposibilidad de apagar las bacterias cuando no se requiera su luz o el tiempo de vida de las mismas. Sin embargo, Sandra Rey cree que la bioluminiscencia será una alternativa importante a la electricidad dentro de algunos años: “Es posible imaginar un futuro en el que cualquier persona pueda instalar su pequeña planta de bioproducción para crear sus propias luces y las utilice cuando sea necesario”.
Texto: José L. Álvarez Cedena
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Bacterias con superpoderes para iluminar nuestras ciudades elton john | |
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Science & Technology | Upload TimePublished on 10 May 2016 |
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